Historia Gráfica

El estudio de la producción y recepción de fotografías permite observar el proceso de construcción de las naciones en el período de su formación y consolidación entre 1850 y 1920.

“Orden y Progreso” fueron formas de representación que se impusieron para posibilitar la inserción de América Latina en el mercado mundial. Estas ideas, combinadas con la construcción de la infraestructura capaz de albergar mano de obra, tierra y capital fueron aceptadas por amplios sectores sociales y distintas elites políticas, sin embargo no carecieron de manifestaciones de oposición, resistencia, conflicto, trasgresión e incluso revoluciones.
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Con el propósito de ofrecer una historia gráfica de estos procesos hemos realizado
tres exhibiciones:

Control Social

Es un orden basado en la expansión, la estabilidad y el control social que se sostuvo en el imperio de una legalidad capaz de consagrar los principios fundamentales del liberalismo decimonónico: propiedad privada, ciudadanía restringida y mercado de trabajo con reglas de funcionamiento capitalistas. La centralización política determinó la hegemonía de las ciudades capitales, escenarios que las elites oligárquicas dispusieron para la manifestación eufórica del ingreso del continente a la modernidad. La monumentalidad de su arquitectura, las influencias del estilo europeo en el trazado urbano, el esplendor y lujo de edificios públicos y cívicos son la muestra del desafío asumido por la clase dirigente así como la confianza en su proyecto. La estabilidad fue uno de los prerrequisitos para el éxito de un modelo de crecimiento hacia afuera. La intensificación de aquellas producciones exportables con altas ventajas comparativas, el desarrollo de servicios para extender los interiores continentales junto a los puertos marítimos y una imponente red de comunicaciones sentaron las bases de un proceso que sin pausas consolidó una estructura y una dinámica de acumulación de riquezas sin precedentes en la región. El ingreso al proceso de modernización tanto de las masas campesinas como de los inmigrantes europeos reconoce diferentes etapas, marcadas por las capacidades políticas y sociales de negociación de los sectores populares con la clase dirigente. Tanto tradicionales como nuevas ideologías sirvieron para organizar una serie de discursos, que en mayor o menor medida, cuestionaron las formas que adquiría en nuestro continente la entrada a la modernidad.

Expansión Territorial

A continuación presentamos imágenes políticas del “orden” como un elemento central en la construcción del estado para que los países de América Latina inicien su camino en el capitalismo. A diferencia del modelo europeo, la imposición del orden tuvo un carácter fuertemente estatal debido al poco desarrollo de una burguesía capaz de llevar adelante el proceso de modernización. Orden que, desde el estado, define un territorio cuyas fronteras serán marcadas por el paso de los ejércitos. Es un orden vinculado a un sistema político republicano fuertemente centralizado, que desplegó mecanismos de control social cuyo resultado debía ser el disciplinamiento de una población nativa y la incorporación de contingentes europeos que respondieran a las orientaciones y concepciones ideológicas de las elites oligárquicas.

Revolución

Uno de los escenarios que montará el Estado moderno en América Latina es la ciudad, pero fundamentalmente la ciudad capital. Los sitios centrales de esta ciudad reflejan, a través de las fotografías, las preocupaciones de las elites oligárquicas. El modelo urbano colonial, el centro cívico, las residencias, son los escenarios heredados objeto de una mirada crítica, de una sensibilidad que aspira a la supresión. Pero esta renovación urbana no se agota en la ciudad heredada. La construcción de un nuevo orden estatal requiere de nuevos dispositivos, que se transformarán en emblemas de la modernidad que se está construyendo. Puertos, estaciones ferroviarias, tranvías y subterráneos adoptan los estilos imponentes del capitalismo europeo. En la ciudad latinoamericana destacan aún más; el contraste con la ciudad colonial o el ritmo de las construcciones públicas, afectadas por los ciclos económicos internacionales y por los avatares de la agro-exportación, son algunas de las peculiaridades de esta implantación. El Estado moderno también se construye en otras esferas: las del poder -los ‘palacios’ legislativos, gubernamentales y judiciales -, y las sociales: -las nuevas escuelas públicas y los teatros- se transforman en nuevos templos del saber y de la cultura laica. Lo notable de estas transformaciones es la existencia de una ciudad que ha crecido hacia fines del siglo XIX a un ritmo hasta entonces desconocido y que se asienta sobre bases materiales sumamente precarias. Por lo que la monumentalidad de la obra del Estado puede representarse visualmente. La modernidad ha conquistado a la ciudad. A diferencia del orden europeo, la imposición del orden en América Latina tuvo un carácter fuertemente estatal debido al poco desarrollo de una burguesía capaz de llevar adelante el proceso de modernización. La fotografía forma parte de esta crónica, despiadada y eufórica, del orden impuesto.